Terapia de pareja

Actualmente el modelo de pareja al igual que el de familia, ha cambiado de manera significativa con respecto a los referentes de hace tan solo unos años. Esto genera en muchas ocasiones que el abordaje de la problemática en la pareja haya tenido que renovarse y es aquí donde encontramos una gran ventaja en la terapia gestalt, ya que a este modelo de trabajo terapéutico, no le interfieren estos cambios de manera significativa en el tratamiento de la problemática.

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En la pareja nos encontramos con todo lo que somos, lo bueno y lo malo. En la pareja se dan las dinámicas con las que crecemos en la relación y con las que la dañan, cuando el movimiento hunde a la pareja, se hunden los dos, cuando valida, se valida a los dos.
Existe una clara relación entre trastornos como ansiedad, depresión, violencia y muchas otras enfermedades tanto emocionales como físicas y una relación conflictiva de pareja. A esto se añaden un sinfín de consecuencias que afectan entre otras cosas y sobre todo a los hijos, de ahí que sea tan importante el trabajo terapéutico en la pareja.
En la terapia se considera a la pareja como unidad, trabajando con cada componente teniendo en cuenta al otro.
Cuando reconocemos que tenemos conflictos en la pareja, abrimos las puertas para transformar lo que está mal, los conflictos son el aviso y la oportunidad de darnos cuenta que hay cosas que podemos cambiar.
En la terapia pretendemos conseguir que cada miembro identifique y cambie los patrones que dañan la relación a partir de:

  • La toma de conciencia o darse cuenta de dichos patrones.
  • Reconocer el dolor y las heridas individuales que están afectando a la pareja.
  • Aprender a expresar las necesidades de cada uno de manera clara para el otro.
  • Facilitar la comunicación.
  • El aprendizaje de hábitos que faciliten la relación e identificación de conductas que llevan entre otras cosas a la lucha de poder y control de la pareja.
  • El tratamiento de los conflictos concretos: celos, problemas sexuales, infidelidades, violencia, etc.
  • Aprender a escuchar, comprender, a dar y recibir del otro. A descubrirse y desenvolverse mutuamente.

En la mayoría de las ocasiones, los aspectos que reprochamos a nuestra pareja, tienen que ver con aspectos que nos reprocharon a nosotros, la mayoría de las cosas que exigimos al otro, tienen que ver con carencias o conflictos propios no resueltos.
El terapeuta ayuda a los dos componentes a hacerse responsable de sí mismos, a autoapoyarse y desde ahí apoyar al otro. Este basa su trabajo en aportar a cada miembro de la pareja los llamados pilares del crecimiento en la terapia Gestalt, en palabras de Pepa Campos: “Conciencia de dónde estoy y cómo estoy yo en estos momentos de mi vida, presencia, es decir, entrega a mí mismo y a lo que hago y responsabilidad”.

A través de aprender a aceptar y querernos a nosotros mismos, podemos empezar a aprender a reconocer, aceptar y entregarnos al otro. Cuando acepto que soy imperfecto, estoy en crecimiento y puedo por tanto aceptar las imperfecciones del otro y saber que este también está en crecimiento.

Con la terapia aprendemos a tener en cuenta lo que la vida me ofrece en cada momento y decidir si me entrego a eso o no. El amor en la pareja y en las relaciones en general es vida, en palabras de Vittorino Andreoli:

“Amor viene del latín: a-mors, lo contrario de muerte.
El amor es vida. Yo soy Veronés, pero Romeo y Julieta
no se amaban, era otra cosa. Si no aumenta las ganas de vivir, no es amor”

Con frecuencia ponemos nuestras carencias en la pareja, creyendo que la otra persona nos puede emocionar y “llenar”. En la medida que tomamos conciencia y nos hacemos responsables de nuestras necesidades, podemos tomar la relación de manera constructiva y nutritiva.

En la metodología se tienen en cuenta las necesidades específicas de cada pareja, trabajando en sesiones conjuntas o individuales, ofreciendo el espacio perfecto donde cada uno identifique sus necesidades y la mejor manera de expresarlas individualmente. Para pasar luego a exponerlas y negociarlas en la pareja y llegar a un crecimiento en común.

El resultado de la terapia lleva a cada componente de la pareja a verse a sí mismo tal y como es y a ver tal y como es a la persona que ha escogido como acompañante en este momento vital, conociéndose mutuamente de un modo más real y completo.

Descubriéndose y poniéndose en valor, reconociendo las diferencias y permitiendo que el contacto permanezca y sea gozoso.

 

Cuando ya no tengo miedo de ser lo que soy, puedo verte y recibirte tal y como eres.

 

La terapia facilitará a través de la toma de conciencia, los cambios que permitan un aprendizaje nuevo y permanente para ambos.