Terapia adolescentes
La adolescencia es una etapa evolutiva que puede vivirse bien como un periodo de frecuentes conflictos familiares y de intensos problemas emocionales y conductuales, bien como una transición evolutiva tranquila y sin especiales dificultades. Está muy generalizada la idea de que se trata de una etapa muy complicada en la que son frecuentes las conductas de riesgo, la violencia, la inadaptación personal y los conflictos familiares. Es cierto que existe una importante incidencia de problemas relacionados, principalmente, con tres áreas: los conflictos con madres y padres, la inestabilidad emocional, y las conductas de riesgo. Las razones de estas dificultades tienen mucho que ver con el carácter transicional de esta etapa, con los cambios físicos y psíquicos que conlleva y con los nuevos roles que se asumen.
Aunque no es infrecuente que en algunos casos el estrés generado por estos cambios lleve al surgimiento de problemas de conducta o trastornos emocionales, no hay que olvidar que la mayoría de adolescentes irán adaptándose de una forma saludable a los cambios experimentados, y resolverán satisfactoriamente las tareas que se les presenten, por lo que para muchos ésta será una etapa feliz y sin especiales dificultades, marcada por la adquisición de nuevas capacidades y por la adopción de nuevos roles.
En Terapia Gestalt, la adolescencia se considera un segundo nacimiento. Durante la adolescencia media, los adolescentes vivencian un triple duelo: el duelo por el cuerpo infantil, el duelo por la identidad infantil y el duelo por los padres de la infancia.
En el trabajo con adolescentes, el abordaje integral de las relaciones que establecen con su entorno es primordial. La familia es el principal sostén, por lo que será muy importante trabajar la relación, para que se convierta en nuestra mejor herramienta. Las sesiones de trabajo con los padres o tutores y otros familiares también tienen como finalidad que disminuya su angustia y adquieran diferentes pautas de intervención.