Te cuento que…
Me gusta el verde o, mejor, los verdes. La Naturaleza. La diversidad, en las personas y en lo que nos rodea. El cielo azul y la línea de luz y sombra. Viviendo en Londres me di cuenta de cuánto la echaba de menos. Me enriquecen los contrastes. Me sobrecoge y emociona el silencio, mi mayor recuerdo del desierto. Me da vida todo lo que huele a verano: el color amarillo de nuestra tierra, los higos chumbos, los cines de verano, el calor, las noches al aire libre, el olor a tierra mojada después de una tormenta. Me gusta alimentarme de detalles, sensaciones y momentos, como el aroma de la hierbabuena, los colores y sonidos del mercado, el calor del solecito sobre mi piel en un día frío, el tañir de las campanas paseando por mi ciudad, un cruce de miradas con otro ser, una candela, dejarme llevar por la música, escribir… También disfruto creando y habitando mi espacio. Amo el blanco, el negro, y los colores. Me atrae la sutileza de todo lo que evoca la sencillez. Tengo espíritu renacentista: me apasionan la Biología, la Arquitectura, la Física, el Arte. Me nace a menudo agradecer el regalo que es la vida, y es que me parece alucinante estar viva y ser quien soy por un cúmulo de aconteceres y devenires propios del azar y de las evoluciones -física, biológica, antropológica, social, personal- dentro de la inmensidad de este universo Me ayuda comprender a las personas, entender qué sienten, ver el dolor que hay detrás de su agresividad, o la soledad que tapa su risa, y poder abrazar todo lo que son. Un niño, una niña, su inocencia, su autenticidad, su forma de estar presente y sus ganas de descubrir me reconcilian con todo.